La inteligencia espiritual es la capacidad de afrontar las cuestiones fundamentales de la vida, como el propósito, el significado y la conexión con los demás. Esta forma de inteligencia nos permite explorar nuestra esencia más profunda y encontrar un sentido de dirección en medio de la incertidumbre. Involucra la habilidad de hacer preguntas profundas y reflexionar sobre nuestras experiencias. Al desarrollar la inteligencia espiritual, podemos tomar decisiones más éticas y alineadas con nuestros valores. Esto no solo mejora nuestra vida personal, sino que también enriquece nuestras relaciones interpersonales. A través de la práctica de la auto-reflexión, la meditación y el servicio a los demás, podemos fortalecer nuestra inteligencia espiritual y vivir con mayor autenticidad y propósito.